PLANES DE ACCIÓN: "Comunicarnos sin gritos"
Gritamos porque o estamos cansados, hartos de repetir lo mismo, o tenemos prisa. Hay que averiguar las causas de nuestros gritos y debemos reflexionar por qué gritamos a nuestros hijos. Nuestra habilidad consistirá en hablar con nuestros hijos a solas, porque los problemas se resuelven personalmente. A través de un juego, aprenderemos a comunicarnos en voz baja, aunque estemos enfadados.
FUERA GRITOS: CÓMO HABLAR CON TU HIJO
Cuando en casa hay demasiados gritos, tengo que pensar que la causa no son los niños, que puedo estar demasiado cansado, que nos hemos acostumbrado a resolver su educación por el “camino corto” que más tarde va a ser una calle cortada… Pues llegará un momento en que el niño desconecte y no me escuche. Ha llegado el momento de recomenzar… Una escena muy corriente en nuestros hogares es oír gritos como: “¡Basta ya!, ¡Deja eso ahora mismo!, ¡No toques eso! ¿NO ME HAS OIDO? … Tus palabras se las lleva el viento. Lo único que le has comunicado al niño es una cosa: que estás harto. La comunicación con los niños y con los adultos se consigue principalmente a través del tono de voz y el lenguaje corporal. Los estudios demuestran que la palabra sólo transmite el 7%, aproximadamente, de la información que se comunica. Un 38 % se transmite con la entonación y la modulación de la voz. El 55 % proviene del lenguaje no verbal (en el que no empleamos palabras). Me refiero a las expresiones de la cara, de los gestos y de los movimientos del cuerpo de la persona que nos está trasmitiendo información.
El primer paso para mejorar el ambiente en casa es aprender a comunicarnos.
CARACTERÍSTICAS DE UNA BUENA COMUNICACIÓN
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Acércate al niño. No le grites desde el otro extremo de la habitación o desde la cocina.
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Ponte a su altura, agáchate para poder mantener un contacto directo con los ojos.
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El tono de voz es muy importante, que quede claro lo que le quieres transmitir.
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Exagera los gestos, le ayudará a entenderlo mejor.
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Háblale en forma positiva, en lugar de: “No pongas las manos sucias en el sofá”, dile: “Vamos a lavarnos las manos”.
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No le ofrezcas demasiadas opciones a un niño pequeño.
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No hagas tratos con el niño cuando esté en plena rabieta.
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No amenaces, por ejemplo: “Atrévete a contestarme”.
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Si no has podido estar con él en todo el día, déjale un mensaje en algún lugar visible (un buzón de juguete...) o llámale por teléfono. Que sepa que querrías estar con él.
CONSEJOS
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Aprovecha el momento de la noche, antes de dormirse y háblale a él solito, para que el subconsciente, que actúa cuando está durmiendo, actúe a tu favor.
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Si tu hijo te contesta con un grito, no entres al trapo, una pelea de gritos no hace bien a nadie.
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No hables mal de él a otras personas, y jamás mientras pueda oírte, esta actitud no despierta las ganas de ser mejor y destroza la comunicación.
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No reprendas al niño cuando exista una duda considerable sobre quién ha hecho qué a quién.
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Cuando el niño está asustado, por ejemplo, se le ha roto un vaso, no es el mejor momento para reprenderle (Si tiene 3 o 4 años deberías haberle dado uno de plástico).
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Actúa inmediatamente, los niños pequeños no recuerdan las cosas mucho tiempo.
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No preguntes, afirma: “¡los dientes cariño!” es mejor recordatorio, que una pregunta, que invita al “no quiero”.
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“Mensajes yo”: Si quieres, por ejemplo, que se quite los zapatos es mejor decirle “vamos a quitarnos los zapatos”, ya que aprenden observando, que hablar en segunda persona: ”Quítate los zapatos” .